Historia y características
Fuente “Una raza color de León”- por Sol Masgoret. Diario “La Nación”, 2005
La tesis fue la siguiente: si una vaca sufre mucho calor no engorda y produce poca carne. Como hasta ahora el hombre no ha hecho mucho para modificar el clima –salvo para deteriorarlo, efecto invernadero mediante, claro- entonces habrá que pensar en cambiar los animales. A esa conclusión llegó el zootecnista sudafricano Jan C. Bonsma, creador de la raza Bonsmara, una especie que se adaptó con éxito al duro clima africano y que es considerada como la precursora en el desarrollo de la industria de la carne en el continente africano.
A principios del siglo pasado se creía que la baja productividad de las tradicionales razas británicas como Shorthton, Hereford y Aberdeen Angus era consecuencia del magro contenido nutricional de las pasturas sudafricanas. Los experimentos realizados por Bonsma en las estaciones de investigación Mara y Mesina, a partir de 1937, con vaquillonas de diversas razas británicas demostraron que esa creencia estaba equivocada. Las pruebas demostraron que la baja productividad del ganado en las regiones tropicales y subtropicales no era un problema nutricional como se pensaba. Los resultados demostraron que los animales que sufrían menor “stress climático” mostraban la mayor productividad, es decir que el pelaje y la piel del animal juegan un rol relevante en el proceso de disipación del calor, lo que es de gran importancia para regular su temperatura en el ambiente. Bonsma pudo entonces demostrar que la proporción de cruzas necesaria para establecer una nueva raza que se adaptara a las condiciones áridas, era 5/8 Afrikaner, el ganado criollo sudafricano, y 3/8 raza británica. Luego de varios intentos, se llegó a la conclusión que la mejor cruza sería 5/8 Afrikaner, 3/16 Hereford y 3/16 Shorthorn y así nació la nueva raza: Bonsmara.
Los primeros embriones llegaron a la Argentina en 1995. Por sus características, la Bonsmara puede ser una respuesta a las limitaciones de las razas tradicionales en condiciones ambientales difíciles. La raza promete ser la más adecuada para enfrentar el desafío actual de la ganadería en Argentina en las regiones marginales. La arrolladora agriculturalización basada en el cultivo de la soja, empujó a la ganadería a ocupar las zonas menos explotadas todavía por el sector agropecuario.
Además de su gran capacidad de adaptación, la Bonsmara se caracteriza por su alta fertilidad, facilidad de parto y buena habilidad maternal, temprana madurez, excelente crecimiento a campo o a corral y sorprendente mansedumbre. Al ser una raza taurina, su carne es muy buena para la comercialización ya que es de muy alta calidad, gran terneza y buen sabor.
Los primeros embriones fueron importados desde Sudáfrica. Más tarde, se exportaron a Brasil semen y embriones de esta raza para ser utilizados en diversos proyectos de cruzamientos. Hoy existen más de 50 criadores en diferentes puntos del país y hay más de 2500 animales puros de pedigree registrados en Argentina, mientras se desarrolla un importante proceso de expansión de la raza principalmente en el Noroeste y Noreste del país, sobretodo en cruzamientos industriales produciendo heterosis máxima.